Afectación o afección
Cuando ya hemos visto que las vestiduras de la Revolución cubana son como las del hidalgo a quien Lázaro sirvió un breve tiempo, que el viejo hueso ya sin carne es pura vanitas despojada del aura sacramental del Barroco, que ya apenas nadie habla de la dignidad que se instaló en las depensas conforme los alimentos iban desapareciendo, surge la pregunta: las muestras de defensa -- escasas, débiles, moribundas -- que aún algunos entonan, ¿son afección o afectación?