Filosofía, dicen

 


El intelectual foucoldiano-derridiano, levemente jamesiano sale a la calle en busca de gamusinos (fachas en la terminología burguesa propia de los alienados) y encuentra sus primeros ejemplares en el bar donde todas las mañanas, a las doce del mediodía desayuna  su café con tejeringos (desayunar a las 8:00 es de alienados burgueses, asevera). Es una pareja que toman un café con un mollete de jamón ibérico (aunque el cerdo se haya criado en la dehesa y no en la granja explotadora, es algo inaceptable, pedir ese jamón es un lujo inaceptable que no tiene en cuenta el sufrimiento de los indígenas del Amazonas, cuya deforestación avanza sin parar debido a la explotación del hombre blanco sobre colectivos subalternos -nada que ver con los toros- que aún no han sido radicalizados ni feminizados ni transexualizados, ni...)

Y así es como la filosofía está sumida en el descrédito y merece poco más que ser comparsa en algún circo, ahora que las fieras no están permitidas. 

Filosofía, dicen.