¿Qué importa más: el narciso o la florecita del campo?



En 1956 William Faulkner -- el genial e inabarcable Faulkner -- respondió en una entrevista en The Paris Review que el escritor no importaba, que lo que verdaderamente importaba era la obra literaria. Argumentaba que si él no hubiera existido, otro habría escrito sus obras. Añadía que las obras de William Shakespeare se atribuyen tres escritores diferentes. Lo que a él le importaba no eran quién había sido el autor sino El sueño de una noche de verano, Hamlet o El rey Lear.

¿Cuántos hoy serían capaces de afirmar -- con sinceridad -- lo mismo? Es, sin duda, un problema de exceso de narcisos, sin duda. Enfáticos narcisos.