Variaciones sobre el mismo tema

 


El mandarinato es lo que tiene. Una vez llegas allí, te puedes permitir todo. Siempre habrá bobos que justifiquen tus desafueros, como justifican los críticos a mediocrísimos artistas que han sabido medrar.

Propongo una historia de la literatura sin autores. Para ello, los escritores escribirían, guardarían sus escritos en cajas de seguridad que solo se abrirían a los 50 años de muerto el autor y, solo entonces, se publicarían sus escritos. Eso sí, ni cartas ni memorias ni autobiografías. Nada sobre el autor, a quien se designaría por una secuencia alfanumérica semejante a la de las estrellas fuera de nuestra galaxia. Así no habría problemas con la caprichosa moral social, ¡tan cambiante!

También se me ocurre una sociedad que solo acepte obras inmorales. Así la disidencia sería moral.

Todo lo que me gusta es ilegal, es inmoral o engorda, cantaban hace años. Algunos se van dando cuenta de que gracias a algunos eso no sale gratis. Recuerden a Lidia Falcón.

Lo peor, sin embargo, es que todo es bastante aburrido— y eso solo porque vivimos en una sociedad mojigata que cree ser el epítome de la apertura, la tolerancia y el progresismo. Disociación entre la realidad y el deseo, se llama eso. 

En la época en que todos somos artistas, estos ya no pueden tener un código ético más laxo. Si todos somos artistas, todos podemos aprovecharnos de esa laxitud. Esto explica el retroceso.