Nada es como siempre

 


Era ya costumbre encontrar la tarde de Reyes los contenedores llenos, rodeados de cajas de cartón, embalajes coloridos donde se alojaban las ilusiones de los que aún creen en un mundo mágico. O quizás llevan mucho sin creer pero no dejan pasar la oportunidad de dar una sorpresa a alguien, de alegrarle el día o el mes, o quizás la vida (¡cuántos libros y discos no lo han hecho!) 

Este año, después de mucho tiempo, los contenedores estaban vacíos, nada los rodeaba. ¡Quién sabe de las razones!