Apocalipsis

 


Después haber leído unos cuantos artículos filosóficos que— siendo generosos— llamaré apocalípticos — aunque no pasan de ser variaciones del sermón “arrepentíos, hermanos, el fin ya está aquí” — he llegado a la conclusión de que a la gente le gusta ese tipo de sermones por puro narcisismo: les hace sentir importantes. Piensan que si ellos en concreto no se enmiendan ( en religión, en política, en sus relaciones con el mundo natural) toda la Humanidad perecerá.