Un jefe



Nos encanta tener un jefe, alguien por encima de nosotros que nos mande, que nos diga qué debemos hacer y qué no, qué es lo permitido y lo prohibido. Muchas veces queremos tener un jefe—cuando mi misantropía es muy elevado, digo un amo – para desobedecerlo. Queremos tener leyes para sentirnos bien al desobedecerlas. “Yo soy rebelde porque el mundo me hizo así” cantó la cantante, y la banal sociedad coetánea cree ser así: rebeldes porque la sociedad los hizo así. ¡Qué más quisieran! 

Rebeldes porque somos aún adolescentes que hemos de contradecir la autoridad paterna. Nada más.