Un clásico, mal que le pese


Lo malo de convertirse en un clásico es que se apropian de él los unos y los otros, con censuras por supuesto -- solo citan del clásico lo que les interesa, el resto lo callan. A los malditos su reputación los resguarda de lectores 'cogientes', y los escritores a secas, al menos viven despreocupados de que los unos y los otros saquen réditos de la obra que ellos han escrito.

En cualquier caso, nunca ninguno está libre de que algunas digan que dijo lo contrario de lo que escribió. En España escribir no es llorar, como dijo Larra, es tener la sombra de la espada de los inmorales toda tupida sobre tu cabeza.