El Partido



 Llevo varios días acordándome de Manuel Sacristán, filósofo, dicen. Vivió primero acogido a la Falange y luego al Partido Comunista. Fue un hombre que desconoció lo que era la libertad de conciencia y la de pensamiento. Lo que el Partido decía, él lo aceptaba, ¡y obedecía! Tuvo dos momentos en que no fue así: cuando se desencantó de la Falange y cuando le ocurrió lo mismo con el PCE.

El resto de su vida vivió bajo el imperio de la obediencia debida, a la que — me apuesto lo que sea — él llamó conciencia crítica.