Inteligencia en público


 Decía ayer — o anteayer — que ya no había voces públicas de fuste. Sin duda exageré. Mejor será decir que ya no abundan tanto — aunque quizás me vuelva a equivocar. Manuel Arias Maldonado es una de ella. Además de su imparable labor docente y ensayística — de la cual les recomiendo todos sus libros, escribe artículos en El Mundo. Esto para algunos será un desdoro o un baldón o cosa de gente con poca inteligencia, sobre todo lo será para los que no han leído nada del autor. (En España somos así, señora, si no son de nuestra secta, son tontos y peligrosos, como mínimo).

El caso es que para los ateos — desprejuiciados que leen todo aquello que caen en sus manos y solo buscan un destello de inteligencia (lo que deja fuera a todos los intelectuales) — Arias Maldonado es uno de los mejores escriores. El sábado pasado, sin ir más lejos, acabó su artículo semanal con estas palabras:

Está por ver quién recogerá ese malestar con Podemos en el Gobierno, salvo que alcancemos el cénit de la estrategia monclovita y los ciudadanos salgan a manifestarse contra la oposición: todo es posible en esta democracia pandémica e iliberal cuyos contornos se van dibujando con trazo firme.

Justo lo que han hecho los satélites gubernamentales. Ahora solo queda saber, si como decía hoy José Ignacio Torreblanca — otro de los agudos y finos bisturíes del día a día político — la gente hará caso a lo que ven sus ojos o lo que le dicen los satélites gubernamentales.