La prensa


La vida quieta tiene entre sus mayores placeres -- intelectuales, ya se sabe -- el de la lectura de la prensa los sábados y los domingos; placer que aumenta en verano, con el fresco de la mañana colándose por las ventana, la cortina levemente agitada, el mundo en silencio solo roto por el crujir del papel. 
La prensa -- la diaria, la de los asuntos banales de la realidad cotidiana, tan necesita a pesar de todo, y la prensa literaria -- prensa de pensamiento ya no hay; la poca que queda se ha refugiado en algunas publicaciones sobre cultura o literatura -- semanal o quincenal: Times Literary Supplement, últimamente. 
Hay perlas en la prensa: no muchas, nunca pueden ser muchas, pero las hay. Solo hay que saber buscarlas.
Hoy, por ejemplo, Manuel Arias Maldonado acierta con el espíritu de la época, el zeitgeist, al decir: 
no creemos lo que vemos, como si fuéramos empíricos ingleses, sino que vemos lo que creemos.
Así vamos por la vida, viendo nuestras fantasías, da igual que sean fascistas o dragones; lo importante es creer.