El tiempo


Proust reconoce – en el último volumen de En busca del tiempo perdido – que lo que todo ese tiempo – el de la escritura y también el de la vida – ha querido simplemente ha sido:

 

obtener, aislar, inmovilizar – la duración de un relámpago – lo que no capta nunca: un poco de tiempo en estado puro.

 

A eso se reduce todo: a la captación del tiempo en estado puro. Así en el arte como en la vida. Siempre que pienso en ello me pregunto si este afán tiene que ver con la transcendencia o si, a pesar de lo que pueda parecer, queda todo en este mundo.