Descanso


Siempre está bien tomarse un día de descanso. Es, incluso, necesario -- por aquellos e que la haraganería, si no es disipación, ayuda a reordenar las ideas. Siempre he visto el día de descanso como el momento en que recojo las ideas dispersas -- a las que había ido sacando de los cajones, por así decir, en días anteriores -- y las devuelvo a su sitio originario. Es una especie de limpieza y ordenamiento de la casa que es la memoria, si esta es algo y no solo mera pretensión. ¿Recordamos o imaginamos? Hoy da igual, hoy importa el descanso de ayer y que las ideas están en su lugar -- las que merecían quedarse, claro, las otras han ido por el sumidero del olvido. 
Vienen bien los días de descanso, se hace limpieza y se deshecha lo inservible.