Sonrío con alegría cada año al entrar junio


Se nos va la vida en novedades – es la lógica consumista por la que todos estamos atravesados. Hoy en día la costumbre – casi empecinamiento – de Agustín García Calvo de no leer novedades y releer a las damas inglesas o la de Juan Benet de esperar al menos diez años desde su publicación para leer un libro – en realidad para saber si ha resistido el paso del tiempo y merece la pena la lectura – son actitudes inconcebibles. Apenas ya nadie lee y los nuevos ‘intelectuales’ solo ven películas donde descubren las estructuras subyacentes de la sociedad – y lo que es aún más asombroso, se creen esta paparrucha – y los que leen van saltando de novedad en novedad olvidando lo ya leído: una carrera de obstáculos en el fondo: para formar parte del ‘cogollito’ o para abominar de la sociedad de consumo.

Así las cosas: yo que leo lo que me apetece – para estar siempre demodé – y releo cada vez con mayor ahínco, sonrío con alegría al entrar junio: me espera – como cada año – Marcel Proust.