La participación


La nueva servidumbre – abrazada con júbilo por tantos – es la participación. Uno participa – esa ilusión tiene – en los asuntos económicos de su ciudad, en el arte performativo, ¡incluso en los guiones televisivos!, y cree que lo suyo tiene repercusión alguna.

Uno no participa más que como consumidor o como siervo. Hay, sí, metáforas de la libertad que subrayan la autonomía personal – dentro de la heteronomía política. Más allá de la brillantina y el trampantojo – desnuda, cruda – la realidad: la sujeción débil – todo es débil en nuestra época – que es la participación: el cierre de toda disidencia.

“El Paraíso – consumista/comunista – lo hemos hecho realidad cuando llegamos, ¡regocijaos, hermanos, hemos venido a liberaros!”

En nuestra débil época Étienne de la Boétie habría escrito su manual y aun le habría añadido más páginas.