Conspiraciones


He conocido mucha gente – la mayoría – que engola la voz y entrecierra los ojos cuando hablan de conspiraciones. Suele resonar en su pecho el tono propio de quien se cree inteligente porque ha descubierto los lazos ocultos que unen dos hechos que – por casualidad – coinciden en el tiempo.

La voz engolada y los ojos entrecerrados mientras se alza la cabeza hacia un punto indeterminado del cielo: Eso es lo que de verdad importa. El raciocinio es – siempre en estos casos – secundario.