La vida quieta


La vida quieta es también la vida silenciosa y – en gran medida solitaria. La sociedad vuelve a sus afanes y con ellos, el ruido, el de las conversaciones inanes y – con demasiada frecuencia – a voz en grito, como si toda la energía que hemos acumulado en este periodo de excepción la tuviéramos que soltar ahora. Las mesas están separadas – dicen – dos metros unas de otras pero hay quien se empeña en mantener conversaciones con sus vecinos y así la mañana fresca – que podría ser calmada y propicia para la contemplación de los pocos paseantes – se vuelve dura y bronca.