Vestimenta para pasear


La casi total ausencia de vehículos crea la sensación de que no hay personas en la calle. Es una sensación falsa – los paseantes y los ciclistas llenan el arcén, incluso la carretera. El atuendo es deportista: deportivas, mallas y chándal. Los ciclistas nos recuerdan la olvidada sensación de velocidad. Hay quien trota y quien camina con prisa. Algunos caminan con el cuerpo desmadejado – la viva contraimagen de la belleza de Carl Lewis. Si se corre, al menos que haya belleza.
A la hora de la romería – en breve – la gente inundará las aceras, oiré – desde el balcón – las conversaciones. Mañana – en la amanecida – volveré a cruzar la carretera alejado del paso de peatones.