Paseo dominical


La costumbre burguesa del paseo matutino en domingo para comprar el periódico ahora tiene otros matices: el contacto con el aire fresco, ingrávido después de tanta reclusión, la luz que va ya definiéndose, el horizonte recuperado. Noto que el pensamiento vuelve por sus fueros. La reflexión del paseante es anárquica y encuentra siempre – por fortuna – caminos insospechados. Para ser originales hay que caminar – por la ciudad.
En esta mañana de un mayo recién abierto veo gente – casi ninguna con periódico aunque algunos con barras de pan. Las calles no huele todavía a churros ni a café – aunque todo volverá. Después del paseo el domingo embarranca en la pereza y el desánimo futuro ya presentido. Así y todo, la vida – con paseos y prensa – tiene sentido.