Fotografías


En los inicios de la reclusión los avezados vigilantes advertían de la propensión – por lo visto egocéntrica – de algunos de mostrar los interiores de sus casas. Indignados estaban porque hubiera quien desde Instagram mostraran sus maravillosos hogares. Lo hacían porque eran la clase pudiente e – impúdica – querían dar envidia al resto de los normales. Había – lo sospeché entonces – un punto clerical intenso. Este era un tiempo de examen de conciencia, contrición y penitencia – el sacramento tiene más pasos pero la nula práctica lleva al olvido. Así, teníamos que estar lamentándonos por la mala vida de derroche que habíamos llevado, o como el adicto que ha dejado las drogas teníamos que aceptar que la nuestra había sido una vida de vicio y corrupción. Los clérigos, en España, siguen siendo legión.
Es el caso que en Instagram hay quien enseña su casa, su cuerpo o sus vergüenzas – es lo que tiene la libertad, no lo olvidemos: libertad, para qué, pues para hacer lo que nos dé la gana sin tener que pedir permiso ni esperar aquiescencia de nadie. Hay también quien muestra su ojo fotográfico, que en muchos casos es extraordinario. PhotoEspaña ha abierto una convocatoria para que la gente avive su imaginación y suba fotografías de este tiempo de reclusión – los timoratos aun lo llaman confinamiento. En #PHEdesdemibalcón se pueden ver  las miradas fotográficas – algunas intensas y agudas, delicadas, alegres, humanas y honestas – de fotógrafos que no son conocidos pero que muestran pasión por su trabajo.

Luego está Fernando Savater cada sábado, libertario a pesar de los prescriptores.