Alivio


De pequeño el luto fue una presencia habitual en mi vida. Las tías de mi madre enviudaban y el negro entraba en sus vidas para nunca más salir, en el pueblo también algunas mujeres – siempre eran las mujeres las que quedaban sin marido – entraban en esa fase de la vida caracterizada por el aislamiento y la negrura. Era de obligado cumplimiento no salir de casa en al menos diez años – con excepciones tales como ir a misa, ir a la compra si no tenía a nadie que pudiera hacérsela.
El luto no desaparecía más que en los casos en que alguna enviudaba muy joven. Entonces tras esos diez años vestían de gris, o mezclaban algo de blanco entre tanto negro – a eso lo llamaban alivio del luto. Permitía también ir a casas de familiares siempre y cuando la razón no fuera festiva. Estos días vengo escuchando que van a implantar algunas medidas de alivio: dar pequeño paseos ahora, más adelante reuniones pequeñas, … Nada nuevo para mí.