Clásicos


Los paseos matinales con el aire fresco pensando en que hay una poesía del 27 emparentada con esa claridad y frescor – ese momento auroral de la vida: poesía y tiempo: comienzos – siempre recomenzada la vida.
El deleite de leer la prensa al día siguiente – la caducidad de lo urgente es aún más palmaria. Pepe Mújica – archiclérigo – se descolgó ayer con una frase ininteligible: “¿los humanos estamos llegando al límite biológico de nuestra capacidad política?” Humanos, biológico, política: tres palabras talismán durante la pandemia – y más allá – para encubrir la vaciedad conceptual del populismo. Surgirán los esforzados y mendaces exégetas y hermeneutas – posmodernos populistas. Seguirá sin haber nada – barullo conceptual, confusión ética por tanto. 
Si soy clásico – tengo querencia a lo clásico, mejor dicho – es por la superioridad estética, conceptual y ritual de los Antiguos. El oráculo de Delfos aconsejaba conocerse a sí mismo. Otras advertencias habría – enigmáticas y oscuras nunca huecas. En el siglo XX la sibila encabezó La tierra baldía – pesimismo, erróneo camino elegido; belleza, por encima de todo.