Recuerdos de primavera (el primero)


La tarde cargada, inmóvil. El cielo que se oscurece en un remolino de nubes. El día que no acaba – aún cinco horas. El deseo de una cerveza bien fresca. Una cerveza inglesa o americana, una de esas ahora de moda – aunque quién sabe a partir de luego – lupulada, resinosa, con amargor, algo rasposa, sobre todo floral y herbácea.
Siempre que la primavera nos alcanza un año más –y, por fortuna, lleva haciéndolo bastante, incluso este sin la visión de la primavera – la cerveza fresca, amarilla, clara, olorosa, viene al recuerdo.