Pasatiempo


Paso la tarde mirando el techo. Escucho música – bluegrass – música que, quién sabe la razón me gustó desde siempre. No encuentro en ella ni la esencia ni el alma ni la cultura norteamericana. Me gusta por razones exclusivamente musicales.
Supongo que soy un desastre: soy incapaz de ver lo político en el arte. Mi mirada la he educado en el placer de la contemplación o de la escucha. Sí que creo que el arte puede ser conocimiento – y entonces tiene ese algo que lo libera de la tiranía del tiempo – y que el aspecto comunicativo es reduce las obras a un mero vehículo propagandístico – y por tanto, por suerte, se pierden enseguida por el sumidero del tiempo.
Estos días, sin embargo, más allá del conocimiento – que nunca deja de estar presente – aparece el entretenimiento. La música como pasatiempo en su sentido literal. A veces – con demasiada frecuencia – conduce al recuerdo, al de las temporadas vividas en Estados unidos, a los años en que todo era una promesa. Todo lejano ya, salvo en la memoria. 
Al fianl somos solo memoria y el color ceniciento del tiempo desvanecido.