Lo malo de siempre


Malos tiempos se avecinan. Casi nadie duda de que la epidemia va a traer un incremento – quizás habría que decir repunte – del nacionalismo. Lo bueno nunca llega, lo malo permanece sine die. Habrá que esforzarse en no ser un retestinado. Como siempre lo mejor es mantener la postura escéptica y compasiva de quien sabe que todo es mejorable pero que la naturaleza humana impide el progreso lineal – la existencia del nacionalismo es un buen ejemplo.
Armarse de paciencia en las vísperas. La función se antoja larga, inacabable incluso.