Estancamiento


Este es el primer día que me levanto con sensación de agobio. Más de un mes después del inicio  de la reclusión a que nos hemos visto obligados, hoy observo cansancio y desasosiego. Contribuye la ausencia de plan alguno más allá del ‘ya veremos cómo evoluciona la situación’. 
En los veranos de mi adolescencia había un momento – allá por mitad de agosto – en que el tiempo se detenía y todos los días eran iguales. Sentía entonces también un cansancio por los días pero – al contrario que ahora – procuraba aprovecharlos porque sabía que al final – y siempre había un final – regresaríamos a la ciudad y el inmenso horizonte de libertad del campo acabaría. En ese entonces ya borroso los días de la quietud eran de descanso. Hoy son días de agobio. En la adolescencia eran de desconexión ensoñadora y ahora van camino de convertirse en días en que la realidad se deslíe para adquirir la consistencia de lo funesto.

Joseph Conrad dio expresión exacta a esta sensación en algunas de sus novelas marinas. Por ejemplo en Victoria. Cesare Pavese, a la de los veranos en De tu tierra. Dos maneras de sentir y afrontar el extenso espacio en que la vida se estanca, a veces para descansar y otras para desesperar.