Clérigos


Siempre que hay una catástrofe natural – cualquier suceso que trastorne nuestras vidas – suele salir la clerigalla de sus caverna y recordarnos que – como ya llevaban tiempo advirtiéndonos – nuestro modo de vida era pecaminoso. Esta vez hemos pecado contra el orden natural, y la Naturaleza se ha rebelado. El virus es una defensa de la Naturaleza contra el Capitalismo. La clerigalla – entre otras características – no tiene empacho en decir tales aseveraciones teológicas y no sentir el más mínimo rubor intelectual.
Slavoj Žižek, el gran clérigo – pero no el único – ya tiene preparado su libro sobre la epidemia y su solución. Lo anuncia desde Russia Today. Rusia es, a día de hoy, uno de los países donde la disidencia lleva a la muerte, como les ha ocurrido a varios periodistas: Anna Politkovskaya, Maxime Borodine, o a la agresión, como es el caso de Oleg Kashin – al que apuñalaron pero sobrevivió – o Yulia Latynina. 
En Rusia, Putin al disidente lo calla para siempre. El clérigo Žižek, sin embargo, recibe los parabienes del Gobierno ruso, gobierno autoritario. Los clérigos siempre son unos artistas en conseguir la protección de los poderosos. Luego solo les queda ponerse la casulla y la estola de clérigo incorruptible y azote de pecadores. Es lo que hace Žižek.