Aves


Nos explicaba “The Owl and the Nightingale” y aprovechaba para contarnos que los mirlos trinaban en la alta madrugada aunque – se quejaba – las cosas ya no eran como antes: la luz de las farolas los despistaba y a veces en medio de la noche ya escuchaba el trino familiar.
Años después comprobé el canto madrugador de los mirlos, de las urracas y de los canarios, también de los jilgueros, incluso el ulular de los búhos, más lejano en la noche inhóspita. Estos días también los oigo – pero no es algo nuevo, ya digo, sino común. En el albor del día los oigo – a veces no muy lejos, otras apenas logro distinguirlos. 
Siempre han estado ahí; solo había que prestarles atención. Los recuerdos también han estado siempre ahí; este es -- por lo que vengo observando -- un momento en que afloran -- casi la primavera.