La vida, lo incierto


No llega a dos meses cuando estaba paseando un domingo por la mañana por Puerta Purchena, dejando que el tiempo pasara por mí durante el paseo en la incierta primavera adelantada, como viene siendo ya costumbre. Sentado en una terraza contemplaba la vida de provincias: las abuelas acompañadas por algunas nietas jóvenes, vestidas de domingo, las señoras que se acercan a la pastelería para comprar los dulces del postre o de la merienda familiar, algunos turistas con sus mochilas, jóvenes con rastas o patinetes, … la vida de provincias.
La vida es eso que está más allá, en otro lugar. La vida está más allá de la pura contingencia, más allá de la fisiología, y también más allá de sus simples datos: el país, la familia, la lengua. Podría no haber sido y, sin embargo, fue. La vida es el asombro que cruza el poema de William Carlos Williams y la voluntad de permanencia aun en los momentos más difíciles. Es también lo incierto de estar en este mundo sin saber cuánto mientras disfrutamos de cada respiración y cada latido.
Hoy me he despertado cuando aún la luz no anunciaba un nuevo día y he recordado aquel domingo en Puerta Purchena. En gran medida también es eso la vida.